lunes, 13 de abril de 2009

Inicio

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Intentó abrir los ojos, le dolía todo el cuerpo. Oscuridad. Cualquier ruido que oía le parecía demasiado lejano. Sus manos tocaban algo indefinible todavía para su mente. No podía ver exactamente lo que era, sus ojos continuaban cerrados. A cada bocanada de aire que cogía tan solo conseguía tragar barro, de sabor metálico. Logró voltearse, mientras su cuerpo se resentía a cada movimiento. Al final sus ojos le mostraron la luna, ocultándose tras una nube, todo teñido de rojo. Y a su alrededor, sus compañeros. Inmóviles como él había estado hasta hace unos momentos. Sus manos estaban manchadas de sangre.

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